Fusilamiento del pastor protestante Germán Araujo

Resumen

Entre las víctimas de la Guerra civil suele pasarse por alto las víctimas religiosas del bando sublevado. El nuevo régimen dictatorial reprimió a eclesiásticos considerados disidentes por sus sensibilidades políticas y nacionales, así como a los protestantes que vieron como sus lugares de cultos, centros educativos e instituciones benéficas fueron cerrados. Algunos como el pastor Germán Araujo serían incluso ejecutados por sus sensibilidades religiosas y sociales.

Lugares

La Puebla de Valverde (Teruel)

Plaza del Torico (Teruel)

IES Vega del Turia

Fecha

27 y 28 de agosto de 1936

Tipo de violencia

Física, ejecución.

Insitución/Agente

Autoridades sublevadas.

Víctimas

Germán Araujo Mayorga

Contexto

La Guerra civil española tuvo una importante dimensión religiosa. La naturaleza laica del proyecto republicano había generado una dura oposición dentro del catolicismo español desde 1931. Además, con muy escasas excepciones, ningún eclesiástico se pronunció a favor del nuevo orden republicano y, cuando se pronunciaron en materia política, adoptaron posiciones conservadoras y antiliberales. Este posicionamiento político explica en parte que fueran uno de los colectivos señalados durante el proceso revolucionario que se desencadenó el golpe de Estado de 1936. Se calcula que 6.832 miembros del clero católico fueron ejecutados, la mayor parte de ellos durante el verano de 1936. Multitud de bienes muebles e inmuebles vinculados con el catolicismo fueron destruidos y el culto se vio prácticamente suspendido durante toda la guerra a pesar de los intentos por restaurarlo desde 1937. La violencia contra el clero no sólo se dio en el bando republicano, sino que también encontramos ejemplos de eclesiásticos que fueron encarcelados y/o ejecutados por su compromiso social y republicano o por su vinculación con el nacionalismo catalán y vasco.

La experiencia de los protestantes en la Guerra civil fue bastante diferente. En 1936 existían unos 20.000 evangélicos/as en toda España, con unos 200 centros de culto, algunos centros docentes de diferentes niveles y dos hospitales. Las comunidades protestantes habían visto con esperanza la proclamación de la Segunda República y la ruptura del principio confesional católico. Con el golpe de Estado, su situación en el lado republicano fue mucho más benigna, aunque su culto se viera perturbado, no sufrieron la violencia anticlerical.

En el bando sublevado, la situación fue diferente ya que, para las nuevas autoridades, el protestantismo estaba asociado con el republicanismo y el socialismo. Esta asociación tenía una base real ya que su acción evangelizadora se había dedicado fundamentalmente a los sectores populares y se habían distanciado de todas las opciones políticas conservadoras que mantenían una definición confesional de la nación. La restauración del Concordato con la Dictadura dejó al protestantismo en una situación paralegal. No podía existir ningún credo que no fuera católico. Por orden de las nuevas autoridades franquistas, los protestantes fueron depurados de sus trabajos y los templos, colegios e instituciones benéficas cerrados.

Algunos pastores protestantes fueron fusilados por su compromiso religioso y político. Este sería el caso del catedrático de Instituto General y Técnico de Teruel (hoy IES Vega del Turia), pastor de la Iglesia Española Reformada Episcopal (IERE), militante de las Juventudes Socialistas y afiliado a la UGT, Germán Araujo y Mayorga (1905-1936). Hijo del primer presidente de la Sociedad Bíblica Española, Adolfo Araujo, Germán se caracterizó por su compromiso social y político durante la Segunda República. Por sus intervenciones en dos mítines de primavera de 1934 fue acusado de promover acciones revolucionarias de octubre de ese año en Teruel y condenado a tres años de cárcel y suspendido como catedrático de instituto. En febrero de 1936 fue amnistiado y rehabilitado en sus funciones docentes por el nuevo gobierno.

El golpe de Estado le sorprendió en Valencia. En su intento de marchar a Teruel fue capturado en la Puebla de Valverde y ejecutado en la plaza del Torico junto otros trece republicanos. Los fusilamientos se produjeron en una fecha indeterminada, la última semana de agosto. Fueron sacados de la cárcel del seminario y asesinados con un tiro en la nuca por dos falangistas. Antes de ser ejecutados el cura les daba a besar el crucifijo y les decía unas palabras. Durante el proceso llevaron una banda para que interpretara diversas piezas musicales junto con el himno de la FE y el Cara al Sol.

Memoria de dicha violencia

Ninguna placa o monumento público recuerda a Germán Araujo ni los fusilamientos en la plaza del Torico. Sin embargo, sí que aparece en los distintos portales web en recuerdo de las víctimas del bando sublevado durante la Guerra civil y en portales protestantes donde se recuerda su figura.

Bibliografía

Aldecoa, Calvo, José Serafín, De la sublevación a la batalla de Teruel. Represión, muerte y destrucción, Zaragoza, Prames, 2020.

Bautista Vilar, Juan, “La persecución religiosa en la zona nacionalista durante la Guerra Civil. El caso de los protestantes españoles”, en Homenaje al profesor Juan Torres Fontes, Murcia, Universidad de Murcia, 1987, pp. 1749-1762.

Bautista Vilar, Juan, “Los protestantes españoles ante la guerra civil (1936-1939)”, Cuenta y Razón 21 (1985), pp. 213-230.

Autoría

Francisco Javier Ramón Solans (Universidad de Zaragoza)