Isaías González y la reorganización Adventista

Resumen

En 1943, Isaías González, pastor de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día en Zaragoza, fue detenido por las autoridades franquistas, acusado de realizar propaganda ilegal en el marco de la Ley de Seguridad del Estado. Su caso fue llevado ante un consejo de guerra, aunque finalmente fue sobreseído por el capitán general, quien optó por imponerle una multa de 100 pesetas. A pesar de no ingresar en prisión, González quedó sometido a vigilancia constante por parte de la policía. Este control no le impidió continuar con su labor pastoral ni frenar la reorganización de la comunidad adventista en Zaragoza. En 1945, junto a una veintena de creyentes, fundó la Sociedad del Esfuerzo Cristiano, una organización que permitió a los evangélicos practicar su fe en la clandestinidad, compartir recursos y mantener el vínculo comunitario. El caso de González refleja la capacidad de resistencia y adaptación del protestantismo bajo la represión franquista, en un contexto donde el catolicismo era la única confesión permitida oficialmente y donde cualquier expresión religiosa disidente era perseguida.

Lugares

Calle San Agustín, Zaragoza

Fecha

1943-1945

Tipo de violencia

Detención, consejo de guerra, multa, vigilancia policial, represión religiosa

Insitución/Agente

Autoridades franquistas

Víctimas

Pastor Isaías González y la comunidad adventista de Zaragoza

Contexto

La Guerra Civil Española supuso un punto de inflexión para las confesiones religiosas minoritarias. El nuevo régimen instauró una dictadura de carácter nacionalcatólico que proclamaba la unidad religiosa como principio básico del orden político y moral. En este contexto, el protestantismo fue considerado una amenaza para la identidad católica y española. Aunque no se promulgó ninguna ley explícita que ilegalizara el culto evangélico, las autoridades recurrieron a la vía administrativa, policial y judicial para anular cualquier expresión pública o comunitaria de estas creencias.

La Ley de Seguridad del Estado de 1941 proporcionó el marco legal para la criminalización indirecta de actividades religiosas disidentes, equiparándolas a delitos contra el orden público o la seguridad nacional. Muchos pastores evangélicos fueron objeto de expedientes gubernativos, detenciones arbitrarias, multas o vigilancia constante. Es en este contexto cuando, en 1943, Isaías González, pastor de la Iglesia Cristiana Adventista del Séptimo Día en Zaragoza, fue detenido bajo la acusación de realizar “propaganda ilegal”, es decir, por ejercer su ministerio de manera pública. Aunque el caso fue finalmente sobreseído por el capitán general de la V región militar, José Monasterio Ituarte, González fue multado con 100 pesetas y quedó sometido a vigilancia.

A pesar de esta situación, González no interrumpió su labor pastoral. En 1945, lideró la creación de la Sociedad del Esfuerzo Cristiano, integrada por una veintena de adultos adventistas. Esta organización funcionaba como una red de apoyo religioso y material para los fieles, y fue esencial para mantener la cohesión comunitaria. Las reuniones se realizaban en domicilios particulares, evitando la atención de las autoridades. El caso de González es representativo de una etapa en la que los evangélicos españoles, pese a la persecución, encontraron formas creativas y discretas de sostener su fe.

El control del Estado sobre los disidentes religiosos se ejercía con la colaboración del aparato policial, el Movimiento Católico, los gobernadores civiles y los servicios de información de la Guardia Civil, que elaboraban informes sobre reuniones clandestinas, sospechas de proselitismo o contactos con instituciones extranjeras. La clandestinidad fue durante décadas el único modo posible de subsistencia de estas comunidades, que sobrevivieron gracias a redes de solidaridad, discreción y una profunda convicción religiosa. El franquismo no solo pretendía erradicar la disidencia política, sino también moldear una identidad nacional homogénea que excluía toda pluralidad religiosa. Sin embargo, esta represión no logró eliminar completamente las creencias evangélicas, que persistieron, en silencio, a través del compromiso de personas como Isaías González. Su historia no es solo la de la represión, sino también la de la resistencia.

Memoria de dicha violencia

Como muchos otros episodios similares de la época, la represión contra la comunidad evangélica de Zaragoza fue silenciada durante el franquismo y es desconocida por la inmensa mayoría del público general. La memoria de estos hechos ha sido preservada principalmente en círculos familiares y en el seno de la comunidad evangélica.  

Bibliografía

Gómez Bahillo, Carlos (coord.), Construyendo redes. Minorías religiosas en Aragón, Barcelona y Madrid: Icaria y Fundación Pluralismo y Convivencia, 2009.

Quero Moreno, Juan Manuel, El protestantismo en la renovación del sistema educativo de España, Tesis doctoral inédita, Madrid: Universidad Complutense de Madrid, 2009.

Sebastián Vicent, Ramón, Protestantismo y tolerancia en Aragón (1870-1990), Zaragoza: Mira Editores, 1993.

Autoría

Isabel Escobedo Muguerza (Universidad de Zaragoza)